martes, 2 de octubre de 2012

Ensayo - Ley de Murphy

ENSAYO – LEY DE MURPHY

A tiempo de ajustar los últimos detalles de la boda de mi prima, mi familia se dispone a movilizarse a comprar, alquilar, encontrar, crear y arreglar todo objeto necesario para que la unión se realice de forma impecable. Los vestidos, tanto de ella como de su madre, las hermanas, las tías y demás allegadas tienen que ser los ideales desde el primer momento de concepción de los mismos. Pero, entre tanta vorágine – femenina, por supuesto –,  el miedo de que cualquier avería, desperfecto e improvisto se presente, arruinaría el acontecimiento aunque sea en lo más mínimo.

Pero todos estamos propensos a sufrir desperfectos o accidentes  grandes o pequeños. Si son pequeños, son imperceptibles; pero, si son una serie de desperfectos continuos – grandes, medianos o pequeños – y en algún momento nos advertimos de ello, pues caemos en la cuenta de que tenemos mala suerte. ¿Es mala suerte? ¿La acumulación de problemas, accidentes o desperfectos es o son producto de la mala suerte? O por último, ¿la mala suerte surge cuando estamos predispuestos a tenerla?

Es Murphy quien nos advertía que “todo lo que puede salir mal, saldrá mal”. Según este precepto podemos caer  en la cuenta que la mala suerte viene por parte de la predisposición de cada uno. Pero de esto fácilmente podemos derivar en lo que sería el pesimismo. Murphy fue y es tildado como un gran pesimista, pero ese título lo hacen las personas que no han entendido lo que quiere decir.

Debemos ver a Murphy como alguien que nos está alertando a hacer mejor las cosas que hacemos. En sus otros preceptos nos da una patada en el traste para realizar mejor nuestras actividades. ”Si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y las evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad”. Porque tanto que nos ocupamos de ciertas cosas para que no resultan adversas, existe siempre algo que la hayamos pasado por desapercibida. Y esa cosa no aparece “espontáneamente”, sino de forma repentina y tal vez en el momento que menos queremos por que no la supimos arreglar en su tiempo.

Sin embargo, “todo lleva más tiempo del que usted piensa”. Respondería a las malas planificaciones y previsiones. Como la planificación de un casamiento: a último momento no se hacen buenas cosas y no se lo realiza como se lo tiene pensado. Algo que deberían pensar los que quieran casarse. Más bien que mi prima no tuvo ese problema, aunque la familia esté tan neurótica que piensa que algo tiene que salir mal. Porque “cuando las cosas se dejan al aire, suelen ir de mal en peor”.

La mala suerte tiene que ver muy poco, o completamente nada en nuestras vidas. Un factor importante para que “nos vaya mal” o sencillamente que las cosas salgan como no queremos se debe a que la demás gente que habita este mundo lo hace de esa manera. Me explico; no solo es nuestra culpa el “tener mala suerte” es también “estar en el momento y lugar equivocado”, todo tiene su tiempo.  Por ejemplo, cuando escuchamos sobre algún embarrancamiento en la carretera a Yungas y hay fallecidos pues no es mala suerte, simplemente es el descuido de un chófer, o el descuido de un gobierno que no hace nada por arreglar esa carretera. No es que esas personas salieron sin su amuleto de buena suerte, salieron a vivir un día más.

A esto se refiere Murphy, ¿por qué no disfrutamos de este mal día? El siguiente puede ser peor. En realidad Murphy, como lo dijo O’Toole “Murphy era un optimista”. ¿Por qué? Sencillamente, porque Murphy te invita a vivir y a aprovechar el día. Te incita a que cada instante del día lo vivas de la mejor manera. En resumen, en base a la filosofía Murphy, puedo decir a usted “Sonría, mañana puede ser peor”.

Crítica Cinematográfica - Zona Sur


CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA – ZONA SUR

Varias películas nacionales se han valido de ‘la crítica hacia la sociedad boliviana’ como piedra angular, aunque de forma disimulada, para elaborar sus diferentes guiones y retratarla desde diferentes puntos de vista. Desde Chuquiago, un hermoso film que muestra cuatro historias de distintas personas, pasando por los – bochornosos –  American Visa, Sena Quina y ¿Quién Mató a la Llamita Blanca?, llegamos a un prolijo y ‘casi nada’ descuidado Zona Sur.
Dentro del tráiler de promoción del film, existen dos frases que resaltan de sobremanera y que sirven de puntos de partida  para entenderla: “El retrato íntimo de una familia” y “El fin de un apartheid”. A esto hay que adicionarle el contexto social en el que se filmó, se produjo y se estrenó la película: seguíamos embelesados con la imagen del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales – no por nada hay dos “sutiles” alusiones a este personaje dentro del largometraje –.
Zona Sur es historia de una familia disfuncional, con problemas de identidad, con conflictos internos, racismo ligero y clasismo no tan sutil. Esta familia es compuesta por Carola, la madre que tiene que lidiar con los problemas de dos de sus hijos, los adolescentes Patricio y Bernarda. El único punto de calma que ella encuentra es con su hijo menor, Andrés, que es un niño que le da un aire de distensión a la película. Y como personajes secundarios están Wilson, el mayordomo y Marcelina, la jardinera, el primero más importante y más incidente en la historia que la segunda.
Si tenemos presente el “retrato íntimo de una familia” para analizarla, podemos ver que varios de los problemas que aquejan son propios de la clase media para arriba. Va de la alienación que sufren Patricio y Bernarda, hasta los problemas económicos que hacen que se derrumbe un estilo de vida de toda una familia, como el de Carola. Se puede decir que es una crónica de los últimos días de las familias acomodadas como tal para dar paso a una nueva burguesía, la chola.
Se puede ver que cada uno de los personajes representa los distintos problemas de nuestra sociedad. Carola representa el problema de la apariencia; se presta dinero de Wilson, además que le debe seis meses de sueldo, y busca de dónde tener dinero. Pero eso sí, sigue manteniendo el mismo estilo de vida. Patricio, se puede decir que refleja el quemeimportismo de la sociedad, con tal que él tenga todo lo que lo satisfaga y sea feliz pues no importa lo demás. Bernarda muestra el conflicto de identidad y cultural que todos podemos tener en algún momento. Al tener una relación homosexual con su docente de la universidad acarrea conflictos con su madre y consigo misma por la negación a la feminidad que la sociedad la empuja. Wilson representa el silencio que podemos llegar a tener ante los abusos que nos hagan y la servidumbre a pesar de todo.
Si se puede decir que es el “fin de un apartheid” es pues relativamente cierto. Con la presidencia de un indígena, como lo mencioné anteriormente, una parte de los bolivianos se sintió impuesta por otra cultura, más que todo en el oriente. Ese fuerte arraigo cultural que representa Morales afectó negativamente a muchas personas que se negaban al cambio. Ya que hasta el momento las minorías raciales seguían representando la cúspide de la pirámide de la sociedad. Y eso se muestra en la película, una familia de blancos con servidumbre mestiza.  Cerca del final se ve el “cambio”, pues Carola se ve tentada de realizar un negocio con su comadre, una empresaria chola. Es ese vuelco que refleja el film, los blancos ya no son los únicos de clase alta, también los cholos y los mestizos aspiran alto. Los blancos y los acomodados pueden caer. Reitero, es la nueva burguesía chola.