EDITORIAL
El pasado 13 de mayo, el
presidente Evo Morales vertió comentarios en torno a mensajes discriminatorios
en su contra en la famosa red social Facebook. A raíz del reclamo de Morales,
en el país se inició el debate acerca de la regulación de estas redes con una
nueva norma y, además, haciendo
prevalecer la existente ley 045 de “Lucha Contra el Racismo y la
Discriminación”.
Esto nos hace pensar de inmediato
que el derecho de libertad de expresión que gozamos, puede ser totalmente
violado. Estaríamos volviendo a épocas retrógradas y oscuras en la que la
expresión popular era hegemonizada. Ante este hecho, el gobierno incrementa su
mala imagen y en este caso principalmente de los jóvenes, quienes son los más
directo afectados. Este tipo de medidas es inaceptable cuando gozamos de la
democracia en la que todos podemos expresarnos libremente.
También, sin ir más allá, cabe
recordar lo que pasa en países como China o Irán. Las redes sociales y el uso
de internet están reguladas por el Estado. En China está vigente el equivalente
asiático a Twitter, Sina Weibo. La página tiene absoluta potestad de vigilar
los comentarios que se emiten por los usuarios en ella. O Irán, que se planea
la formación de un Consejo Supremo para internet, cuyo objetivo será realizar
“una completa observación de la red a nivel nacional e internacional”.
Algo que debemos entender es que
no podemos emitir mensajes discriminatorios o racistas y después escudarnos en
la libertad de expresión. Sino basta con recordar lo que pasó en Alemania hace
tres años. Una organización neonazi protestaba ante el gobierno para que los
dejen difundir su ideología, amprándose en la libertad de expresión. Por cierto,
en el país germano está terminantemente prohibida la emisión de ideas
nacionalsocialistas – que lleva implícito el racismo, el antisemitismo y la
homofobia entre otros – y el uso de símbolos como esvásticas.
Todo depende del entorno de cada
persona y cómo fue educado, por eso la educación intrafamiliar es primordial en
este tipo de casos. Los niños son los principales afectados y los principales
observadores de nuestras conductas, palabras y acciones, ya sean malas o
buenas. Lo único que tenemos en nuestras manos es el buen uso de estas redes y
también la buena aplicación con otras personas. Toda libertad conlleva una gran
responsabilidad.
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